miércoles, 17 de febrero de 2010

Despertar del poeta


Levanto uno a uno los pétalos del sueño que aún me abarca y queda al descubierto, tal vez para regocijo de unos ojos creadores, sólo un alma.


¿Hacia qué lugar desconocido embarqué mi vigilia, acumulando horas de silenciosa lectura?


Día a día fui acostumbrando mi espera, soñando una respuesta feroz que me arrastraba por el asfalto hacia el consuelo seguro, cerrado, de las noches.


Lamento haber olvidado mi gesto al exhalar vapores mágicos en las mañanas frías, caminando por la vereda de siempre rumbo a la escuela.


Añoro lo que se fue perdiendo detrás de mis ojos (eran ojos como de animal sediento de cielos inestables y de páginas con perfume a libro).


Extraño la calma de aquellos patios y las mariposas que siempre fueron para mí un misterio, la incitación a un vuelo desgajado, impreciso, forzoso.


¿Hubo alguna posibilidad para mis ojos, más que esta fuga eterna en alas?


Texto y foto jmc